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Foto del escritorPatricia Báez

Si me gusta mi trabajo ¿por qué me siento mal? Síndrome de Burnout

No es un término nuevo, comenzó a nombrarse en la década del sesenta en el siglo pasado pero, no fue sino hasta el año 1974, cuando el psicólogo Herbert Freudenberger, a través de un estudio de campo, comenzó a desarrollar el término. Su objetivo era describir 

aquellos estados físicos y psicológicos que experimentaban ciertos profesionales sometidos a largos periodos de trabajo, que implicaba trato con personas, con una alta carga y exigencia emocional. Según Freudenberger este síndrome involucraría «(…) deterioro y cansancio excesivo progresivo unido a una reducción drástica de energía (…) acompañado a menudo de una pérdida de motivación (…) que a lo largo del tiempo afecta las actitudes, modales y el comportamiento general». La psicóloga social Cristina Maslach lo define como un síndrome tridimensional en el que hay que analizar tres constructos: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Muchas veces está asociado al estrés que produce el exceso de trabajo y la sensación de ingratitud ante un esfuerzo continuo no recompensado. Ahora bien, si me gusta mi trabajo ¿por qué me siento mal? El síndrome de desgaste laboral se da ante un desfasaje entre las metas autopropuestas y la realidad. Si esta situación se mantiene en el tiempo comienza a producir frustración en el individuo y da origen a una serie de síntomas que afectan la esfera emocional, corporal y conductual del individuo. ¿Cómo sospechar si lo padecemos? burnoutDebemos identificar los siguientes síntomas: En el plano corporal: palpitaciones, taquicardia, cambios en la tensión arterial, contracturas musculares, dolores de cabeza frecuente, inapetencia, disminución del apetito sexual, trastornos en el sueño, entre otros. En el plano emocional: actitud cínica, aburrimiento, indiferencia, trastornos de concentración, depresión. En el plano conductual: abuso de drogas, actitud violenta, aislamiento. Lo primero que hay que hacer es reconocer los síntomas y aceptarlos. La licenciada en psicología Mirta Dall´Ochio plantea que debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Tomo el trabajo como centro de mi vida? ¿Me siento agotado al final del día? ¿Valoro mis actividades recreativas? ¿Los valores de la empresa coinciden con los míos? ¿Me siento reconocido? ¿Me respeto en los descansos correspondientes? Si luego de autoevaluarse llega a la conclusión de que padece de burnout, es hora de poner en marcha un cambio en su vida. Redimensionar sus metas de tal manera que armonicen mejor con la realidad es un buen comienzo. Considere que el trabajo es importante, mas no el único o el más importante rol de su vida. Si no logra por sí solo algún cambio satisfactorio, busque la ayuda de un profesional especialista en el manejo de la ansiedad y el estrés patológico. 

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